Jes_s_sana_a_los_enfermos
Mateo, uno de los discípulos de Jesús, fue a todas partes con Jesús y lo vio sanar a muchas personas. Lo que vio lo escribió en el libro de Mateo.
Jesús sanaba a los enfermos dondequiera que iba. Un hombre enfermo de lepra le dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme".
En aquella época, los enfermos de lepra no se acercaban a nadie, pero Jesús tocó al hombre y enseguida quedó sano. "Ve al templo y presenta la ofrenda de agradecimiento a Dios", dijo Jesús.
Un soldado romano que era centurión en la ciudad de Capernaúm, tenía un siervo que estaba muy enfermo. "No soy digno de que entres en mi casa", le dijo a Jesús.
"Solo da la orden y mi siervo quedará sano". Jesús vio que realmente creía en él y lo envió a su casa. Descubrió que su siervo había sido sanado en ese mismo momento.
Mientras Jesús estaba todavía en Capernaúm, fue a la casa de Pedro y encontró a la suegra de Pedro enferma en la cama con fiebre. Jesús se acercó a ella y le tocó la mano.
Enseguida la fiebre la dejó. Ella se levantó de la cama, completamente recuperada, y preparó una deliciosa comida para Jesús y sus amigos.
La noticia de los milagros se propagó. Aquella tarde, muchos enfermos acudieron a Jesús para ser sanados, tal como había escrito el profeta Isaías, hacía tanto tiempo.